GEOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA
Geología
La Sierra de Caldereros se sitúa en el Sector Central de la Rama Castellana, formando parte de la Cordillera Ibérica, sector parameras de Molina de Aragón.
En general, la Cordillera Ibérica, cadena montañosa con una longitud superior a los 400 km y una anchura máxima de 200 km, se interpreta como una estructura alpina de zócalo y cobertera, inicialmente afectada por la orogenia Hercínica, así como posteriormente, por el ciclo tectónico alpino, formada en su mayor parte, por rocas de edad mesozoica.
Los materiales que componen la Sierra de Caldereros abarcan un reducido intervalo cronoestratigráfico, fundamentalmente procedentes del Triásico inferior. Dichos materiales, conglomerados y areniscas del Buntsandstein prácticamente en su totalidad, otorgan un modelado característico y significativamente representativo, de notable significación paisajística, con desarrollo de relieves aislados y presencia de escarpes verticales (Álvaro, 1997).
Las rocas metamórficas paleozoicas afloran inmediatamente al norte de la vertiente septentrional de Caldereros. Por su parte, el buzamiento hacia el suroeste de los materiales triásicos, origina el afloramiento de los niveles inferiores del Buntsandstein, correspondientes a la base y al frente del escarpe de los relieves en cuesta de la Sierra, siendo conglomerados de cuarcita dispuestos en estratos de base erosiva entre los que se intercalan niveles de arenisca con frecuente estratificación cruzada. La serie Buntsandstein continúa con el término intermedio formado por areniscas con cierto nivel lutítico intercalado, aflorando principalmente en la Sierra. El Buntsandstein superior se encuentra conformado por lulitas y areniscas depositados en una llanura de mareas. El Triásico medio, en facies Muschelkalk, aflora en la vertiente suroccidental de la Sierra y de manera puntual, en los alrededores de Cubillejo de la Sierra. El Keuper aflora puntualmente ya que a menudo se encuentra recubierto por formaciones superficiales.
Asimismo, las dolomías, calizas y margas del Jurásico inferior afloran al norte de la Sierra; encontrándose poco representado el ciclo Cretácico.
. Mapa Geológico de la ZEC “Sierra de Caldereros”. Fuente: Mapa Geológico Nacional 1:50.000
Geomorfología
El conjunto formado por la vertiente septentrional de la Sierra de Caldereros, así como la cuenca situada al norte de la misma, puede dividirse en varios sectores en función de las características litológicas y geomorfológicas presentadas. La Sierra, labrada fundamentalmente en los materiales detríticos del Triásico inferior, ostenta un importante modelado litológico y estructural. Un segundo sector es el formado por sedimentos jurásicos, cretácicos y paleógenos. En ambos sectores destaca la presencia de altiplanicies correspondientes a superficies de erosión neógenas que constituyen uno de los rasgos más representativos del modelo de la Cordillera Ibérica. Un último sector geomorfológico es el formado por los rellenos neógenos dispuestos subhorizontalmente, destacando la presencia de lagunas y glacis de acumulación, localizados al pie de la Sierra.
La disposición monoclinal de los niveles del Buntsandstein da lugar a una configuración de relieve en cuesta, situándose el escarpe de la misma en la vertiente septentrional de la sierra. En dicho sector afloran los niveles inferiores de la serie triásica, formada por conglomerados. El resultado de la desigual resistencia a la erosión es la formación de un escarpe discontinuo que da lugar a edificios aislados. Los mayores escarpes se localizan en la alineación entre el pico Lituero y Castillejos. Dichos escarpes muestran un diaclasado vertical poco denso, formándose torres en los niveles más resistentes y presencia de morfologías como chimeneas, piedras, caballeras y oquedades (Tragsa-Doc. Inédito).
La mayor parte de la Sierra se encuentra conformada por areniscas de color rojizo de la parte superior del Buntsandstein. Geomorfológicamente las areniscas dan lugar a un tipo de relieve característico, con desarrollo de relieves aislados con presencia de escarpes verticales, ocasionalmente superiores a varias decenas de metros.
La acción periglaciar, activa durante las etapas frías de Cuaternario, originó la formación de valles de fondo plano, así como la presencia de vertientes regularizadas. Asimismo, destaca la presencia de una superficie de erosión que corresponde a cierto aplanamiento de las cumbres de la Sierra sobre los materiales triásicos.
La singularidad de los relieves ruiniformes y los escarpes en areniscas y conglomerados, únicos en toda la región, proporcionan una significativa relevancia al espacio objeto de gestión.