Monumento Natural Carbonífero de Puertollano
La cuenca carbonífera de Puertollano se sitúa al sur de Ciudad Real, en el valle del río Ojailén perteneciente a la cuenca hidrográfica del Guadalquivir. Este valle está flanqueado al norte y sur por dos alineaciones de sierras cuarcíticas del Ordovícico. y se extiende a lo largo de unos 12 kilómetros en dirección este-oeste y una anchura norte-sur entre 5 y 2 kilómetros, según la zona. Los materiales carboníferos no afloran a la superficie al estar cubiertos en su totalidad por una secuencia de calizas miocenas seguida, más superficialmente, por una cobertera cuaternaria formada principalmente por arcillas y fragmentos cuarcíticos procedentes de los cerros limítrofes. Este Carbonífero se ha visto poco afectado por la tectónica lo que lo hace especialmente interesante para su estudio pues el contenido paleontológico y de estructuras sedimentarias presente en sus estratos apenas se ha visto afectado y se ha podido conservar hasta la actualidad en unas condiciones excepcionales. Además, los materiales que componen los estratos carboníferos han favorecido los procesos de fosilización en los que únicamente ha afectado la presión y la temperatura debido al enterramiento produciendo deformaciones por aplastamiento en tallos blandos de la flora, así como los lógicos procesos de carbonización. El movimiento de tierras para la elaboración de un pozo de agua llevó al descubrimiento en 1873 de las primeras plantas fósiles del carbonífero de Puertollano y con ello el descubrimiento de las capas de carbón y su primera explotación en el año 1877. Se han descrito más de 40 especies de plantas, representantes de una flora de ambiente húmedo. Predominan los helechos arborescentes con frondes de grandes dimensiones. Son también abundantes los restos de licofitas y equisetos gigantes. De especial mención son los fósiles de dos niveles de ceniza volcánica intercalados en la capa de carbón. Estos niveles han preservado la vegetación carbonífera in situ al estilo de Pompeya por la erupción del Vesubio. La Pompeya paleobotánica consecuencia del volcanismo nos muestra la asociación vegetal de la zona de marisma característica de Puertollano. En este ambiente de transición, con influencia marina, algunas especies de licópsidas formarían bosquecillos en áreas salobres mientras que los helechos arborescentes y los equisetos gigantes estarían en zonas de más baja salinidad. Los niveles fosilíferos de Puertollano son únicos en España y unos de los mejores a nivel mundial. La existencia de restos de vertebrados en la cuenca de Puertollano es conocida desde principios del siglo XX. Sin embargo, ha sido en las últimas décadas cuando se ha mostrado en toda su magnitud el valor cuantitativo y cualitativo del registro en vertebrados de la cuenca. Como resultado de detalladas labores de prospección se han obtenido restos esqueléticos y huellas de organismos pertenecientes a varias clases de vertebrados, anfibios y posiblemente también reptiles. Por tanto, la cuenca de Puertollano representa la cuenca carbonífera española con mayor información sobre vertebrados. Algunos de los fósiles estudiados en la zona han recibido el nombre científico con la toponimia de Puertollano, es el caso de Omphalophloios puertollanense, Pecopteris puertollanensis, Puertollanichthys ritchiei, Puertollanopus microdactylus… El estado de conservación de los restos fósiles del carbonífero de Puertollano, permite estudios histológicos y morfológicos detallados que aportan datos básicos para el análisis del crecimiento, desarrollo y fisiología de numerosos grupos de organismos, desde plantas licófitas hasta vertebrados como, por ejemplo, tiburones xenacántidos y anfibios primitivos. Por otro lado, y debido a la posición meridional de la cuenca de Puertollano, se pueden obtener datos muy valiosos para el entendimiento de la paleogeografía y bioestratigrafía de las cuencas carboníferas europeas.
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